Estaba tumbado sobre la cama, demasiado cansado y algo entumecido. Pensaba para mí, todavía emocionado, fue una experiencia con
la que uno podría haber soñado muchas veces pero dista demasiado de las
sensaciones reales. Y la verdad después de tres horas… casi no podía con mi
alma. Contemplaba por la ventana como el fin de semana apuraba sus últimas
horas. Vagaba con la mirada por aquella habitación de la que era huésped. En el
escritorio, mi herramienta predilecta sobre la cual reposaba el accesorio
principal de mi nueva cabalgadura. Un casco de color oscuro que quedaba
mimetizado con la penumbra reinante. Sin duda serian unas semanas muy
divertidas. Disolví todas las ideas que llenaban mi mente, y me concentré
en los sonidos de fondo que levitaban en la estancia.
La paz y la quietud quedaban ligeramente rasgadas por la
suave melodía que manaba de la cadena y que poco a poco me arrastraba a las
profundidades del mundo de los sueños. Mantenía los ojos abiertos y contemplaba
las sombras de mi habitación. Parecía flotar en la música, imaginaba los
pentagramas como pequeños ríos que fluían lentamente. Los parpados pesaban cada
vez más. No sabía que hora podía ser, mi única certeza residía en que el sol ya
no estaba en el cielo y la noche ya tomaba el cielo de Madrid. Al otro lado de
la puerta, unos pasos. Avanzaban con tristeza a pesar de su ligereza. La frontera
que limitaba mi cuarto se abría lentamente y no tardó en revelar su silueta en
la penumbra.
-¿Puedo?- dijo en un susurro. En ese momento la melodía se
cortó.
Avanzó lentamente cerrando la puerta tras de sí. Abanzaba despacio, tanteaba la ausencia de algo que la hiciese caer. Se tumbó
junto a mí. Estaba oscuro pero podíamos intuir nuestros rostros. La proximidad
nos concedía aquel lujo. Pero no tenían aquel brillo. Estaban apagados. Pasó su
mano por mi pecho, abrazándome fuertemente, tratando de acallar sus sollozos. A
pesar de la oscuridad pude ver los finos ríos que recorrían sus mejillas. En
aquella situación tan extraña, uno no sabía que hacer. Y entonces escuche una
vocecita en mi cabeza, no aquella voz ronca y tenebrosa sino tu propia voz
repitiendo una frase que escuchaste en algún lugar irrelevante.
Sus sollozos continuaban y podía sentir como sus lágrimas
caían sobre mi hombro. Estaba más cerca y aquel aroma suyo empezaba a
neutralizarme. El silenció era una tortura, sólo roto por aquel llanto ahogado
que me deshacía lentamente. Terminé de pasar mi brazo hasta colocarlo sobre su
cintura. No podía dejar de preguntarme a cerca de los por qué que la rodeaban.
Aunque algo se podía intuir vagamente.
-Arturo…- dijo con aquella voz humedecida,-…abrázame, no me
dejes.- Su mano comenzó a desplazarse por mi pecho. La armadura comenzaba a
ceder, estaba siendo desarmado.
-Alicia… qué suce…- La frase quedó interrumpida cuando el
cálido tacto de sus labios cayó sobre mi cuello. Sentí la succión. Y de nuevo
aquella atracción. La presión de su cuerpo contra el mio. –Alicia, qué te ha
pasado este fin de semana…- Mi voz también era un susurro, un susurro
irregular. Su dedo selló mis labios.
-Thssss. Déjame estar a tu lado-. Su otra mano yacía sobre
mi cabeza, paseaba lentamente enredándose esporádicamente con alguno de los
mechones.-Cierra los ojos. Duerme. Velemos nuestros sueños-. Los parpados
cayeron pesados. Hipnotizado por todo su ser, ahora estaba a su merced.
Pude sentir como se acurrucaba sobre mí. Enredando sus
piernas y cubriendo nuestros cuerpos con el edredón.
-Buenas noches, Arturo.- y dejó un beso sobre la comisura de
los labios.-Gracias-.
-Descansa. Y no pienses en él-. Entonces volvió a apretarse
contra mí. Aquel cuerpo delicado volvió a delimitarse sobre el mio. Había dado en el clavo.
-Dulces sueños- Su voz fue un susurro en mi oído, escuche su
risa en la distancia porque su mano seguía enredándose de forma juguetona sobre
mi pelo.
Curioso entramado de relaciones. No me esperaba que Arturo tuviera novia pero supongo que le da un toque interesante, me gustaría un reencuentro entre Eli y él, seguro que no decepcionaría.
ResponderEliminardescuida, descuda... espero no decepcionar con las continuaciones, pero ando un poco seco de inspiracion. Pero estoy con ello
ResponderEliminarVa por rachas jajajaja ya volverá!
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