poemas de amor Crazzy Writer's notebook: 1/2/13

24/2/13

¿Por quién doblan las campanas?

[relato rescatado de una memoria USB con fecha de Enero del 2012]

 

Un tenue y siniestro sonido llena las sigilosas calles de un perdido pueblo, en un remoto lugar. Doblan las camapanas. Su tañido, continuo alerta a los moradores de aquel lugar. Triste es el sonido que el pendon arranca de la corona de metal.

-¿por quien doblan las campanas?- se preguntan.
 
El cielo es gris, casi negro. Espesas capas de nubes tapan la luz del sol. El frio es glacial, y el viento perecía cortar las partes descubiertas. La gente se abriga y sale a la calle. Aquellos curiosos se acercan a la iglesia, foco de aquel sonido tubular.
-¿por quien doblan las camapanas?- siguen las dudas...
 
Una escueta figura, de naranja vestida, llora sin cesar. Un enorme coche negro aguarda en marcha. Un feretro tras las lunas. Negro, en madera lacada.
-¿por quien doblan las campanas?- le preguntan a la dama de naranja.
 
Ella guarda silencio. Pero yo os respondere:
 
Suenan las campanas por mi. Yaciéndo boca arriba en el interior del cajon, tapado con una sabana y arropado por el cuero acolchado. En su interior, guarda un cuerpo destrozado por una ilusión convertida en obsesion.

21/2/13

"Volar-e", el eléctrico mas potente del mundo. "Made in Spain"

Vaya,  mirando las noticias desde el telefono en busca de noticias economicas para la clase de Luis Arribas  en la EII,  me he visto abordado por una noticia que no me esperaba. Y de seguir asi...  Creo que al final cambiare mi chevy chevelle por uno de estos.  Ademas...  Tiene unas buenas lineas.  Que maravilla.

Una multinacional española desarrolla coche eléctrico más potente del mundo - Expansion.com

14/2/13

UnCatorceDeFebrero...

[Relato escrito en el autobus C2 de regreso a casa]
 [bajo la inspiracion del grupo BFMV]

Camino sobre los adoquines de la ciudad. El sol brilla y deslumbra mis ojos claros. Deambulo perdido sin destino concreto. Solo paso tras paso. Sintiendo el frio, hoy por algun motivo más acentuado al ver a otras gentes armadas de rosas y claveles. ¡Claro!, catorce de febrero. San valentin. Ahora recuerdo. Por la manaña me invadió un escalofrio, y mi humor sólo empeoraba a medida que me dirigia a clase pero desconocia el por qué, hasta ahora. Qué tiene este dia. Qué le diferencia de los restantes 364. Pensaba mientras caminaba. Era pronto, demasiado pronto para regresar a mis pequeñas y ocuras cuatro paredes. No queria tener prisa pero seguía caminando a toda velocidad.
Mi noción del tiempo yacia perdida.
Ni hambre, ni sueños poseia.
Un cadaver caminante parecía 
carente de emociones de puertas afuera
sólo frío sin sentído

Aunque dentro, parecía librarse la confrontación de confrontaciones. Quieres algo pero no te ves con ello, no por el echo de no tenerlo sino por miedo a romperlo. Como un libro. Un instrumento. Cosas demasiado valiosas como para correr riesgos.

De la nada un grito.
Un estridente sonido
Abres los ojos y lo miro
Lo veo, tambaleante.
¿por qué te las detenido?
Sigo mi camino

12/2/13

Una espera curiosa.

Perdido en los pensamientos aguardaba apoyado en un banco. Tan absorto, tan abstraído, tan hundido en la inmensidad de sus pensamientos que paso por alto como una sombra se le aproximaba furtivamente por la retaguardia. Sus pasos eran cortos y sigilosos. Casi imperceptibles. Como una gata al acecho de una presa. Pocos metros les separaban cuando ella se abalanzó sobre su presa despistada.

Una caricia le cubrió los ojos y aguardó en silencio, tratando de aguantar una pequeña sonrisita. Demasiado tarde. Ya había dibujado aquella sonrisa en el negro lienzo de su memoria y no tardaba en salir lentamente el resto de su rostro. Sintió la curva creciente en el rostro. Los pulmones de él inhalaron aquel aroma que siempre la acompañaba, dulce, suave y atractivo. Tremendamente atractivo.
- Vuelves a llegar antes de tiempo, así no se puede. ¿Cómo me voy a poner guapa si ni siquiera me das el tiempo mínimo que habías dicho? - dijo la voz desde la retaguardia.
- Bueno… ha sido fallo de cálculo, además… soy consciente de ello y por eso estaba aquí esperando… y… aunque te diese todo el tiempo del mundo no podrías ponerte más guapa-. Tomé sus manos y las fui apartando lentamente. Y aunque no podía verla, mi mente había reconstruido perfectamente su expresión.
Ella le rodeó con los brazos creando un lazo y atrayéndole hacia si. Él la tomó por la cintura y dejo que aquella atracción los juntase poco a poco. Sus labios se rozaron. Una, dos, tres veces. Las sonrisas llenaban sendos rostros. El frio quedó desplazado porque ahora un manto de felicidad los rodeaba.
- ¿Dónde te apetece ir? - pregunte en un susurro.
- Me es indiferente. Aunque tengo alguna idea- Seguía manteniendo el lazo que me apresaba. Me percate de que en aquellos ojos castaños que me escrutaban muy de cerca comenzaba a arder un pequeño matiz.
Las dos siluetas comenzaron a caminar agarrados de la mano. Eran un gran contraste. Los pasos casi marciales y aquella tranquilidad fingida de él con los pasos más relajados y aquella hiperactividad en ella. Pasearon por las calles de aquella ciudad. El centro estaba muy animado. Gente que salía a disfrutar de aquella temperatura tan extraña para la época. O que salían para festejar la llegada del viernes. Pero ellos no se dirigían hacia las concurridas zonas del centro sino que caminaban lentamente hacia otro lugar más retirado. Ella parecía intranquila a medida que se aproximaban al lugar que poco antes había indicado. A medida que ambos descendían por la ruta de acceso, el olor de las rosas les iba envolviendo. Pasaron de ir de la mano a caminar abrazados. Sus pulsos aumentaban mientras el manto penumbroso los cubría lentamente. Pasearon por la orilla del rio murmurante. Ella de pronto se detuvo en medio de su frase. Tomándole por el cuelo de la camisa lo aproximo hasta soldarse en otra ráfaga de besos. Esta vez, él formo el lazo y apretándola contra su cuerpo comenzó a andar mientras surgían pequeños besos repletos de travesura e inocencia.
-¿No decías que no eras de besos?- preguntó ella manteniendo el rostro muy pegado al mio. Pero ante esa pregunta no pude contener la sonrisa, una sonrisa cargada de aquella picardía que tanto la llamaba la atención. Me miraba de nuevo con aquel matiz oculto. Ese brillo que me anulaba y desataba.
-Si…- Mi voz era un susurro que casi costaba entender pero ella se aproximó un poco más. …Pero ignoraba que los besos fuesen tan deseosos, tan atractivos, tan… adictivos-. Termine con aquella ínfima distancia que nos separaba para darla un nuevo beso. Inocente.
Siguieron caminando hasta que sus pasos toparon con el granuloso tacto de la arena. Habían llegado. En la mente de ella solo existía ese pequeño premio que había ganado tras acertar varios acertijos que él había propuesto durante el camino. Cómo y cuándo. Su corazón palpitaba fuerte. Caminaron hasta un lugar de penumbra y allí se tumbaron. El uno junto al otro. Ella se envolvió junto a él y hablaron de cosas vanas. Él parecía estar a la espera. Tal vez tuviese algún caballo escoltando a ese peón… un alfil tal vez, o puede que bajo su manga aguardase un as.
-Bésame- Su mirada y su sonrisa indicaba que estaba empleando aquella petición que le había concedido y a la cual no podía negarme. Pero ahora… un cosquilleo trepaba desde el estomago. Las cosquillas. Su mano ascendía lentamente. Me acerqué a ella, nos besamos como otras tantas veces pero entonces su petición cobró forma.
Su respiración se aceleraba, su pasión se ponía en movimiento. Tanto tiempo aguardando. Las manos de ella salieron de su camisa para llegar hasta su nuca. Enredaba sus dedos en su pelo alborotado. Él las tenía sobre su cintura sin saber muy bien que hacer con ellas. Nunca podría olvidar esa sensación que lo poseía durante el primer beso. El tiempo se contuvo. Solo las respiraciones agitadas. Una segunda vez. Larga. Y una tercera. Prolongada. Sin duda quedarían así en infinitos segundos si pudiesen. Ella se deslizó hasta su cuello. Lo beso, lo acarició, lo marcó con los dientes suavemente. Él enloquecía por momentos. El trataba de sorprenderla pero sus conocimientos todavía no eran los suficientes como para despertar en ella los mismos sentimientos que ella despertaba en él. O tal vez si…

Dos manos se posaron en sus ojos delicadamente. Inspiró fuerte. Y sonrió…