poemas de amor Crazzy Writer's notebook: 1/6/12

12/6/12

After [riddle]

solo aquellas seleccionadas podran ser descifradas

La luna el cielo iluminaba. La noche era fría, tanto que podías sentir los cristales de fino hielo fundirse en tu cara. El aire gélido llenaba los pulmones y se convertia en una densa nube tras la puerta de los labios. Un clima perfecto para un paseo por el vasto jardín, aún con el sabor de aquella velada entre velas.
El aullar de un lobo lejano se escucha, largo y penetrante. Magnífico. 
Un dulce aroma desde el suelo se levanta. La humedad por el frio condensada. Una blanca y delgada nube abriga el yermo suelo. La neblina se levanta poco a poco devorándolo todo a su lento paso. De aquella fina manta a ras de suelo unas bailantes llamas fatuas florecían siniestras al azar, como amapolas en una primavera. Cuan idílica y bella estampa. Los cipreses al contraluz de la blanca luna parecían grandes manojos de brazos difusos hacia las nubes. De la oscuridad una voz me reclamaba, melódica, perfecta. Y aquella atmosfera ya de por si romántica quedó impregnada por un algo más, cuando por aquel bosque de gélidos mármoles, rasgando la oscuridad de la noche, surge iluminada por la calida luz de una llama...

4/6/12

Beach Storm







El qué, el cómo y el cuándo es difícil de concretar. Estaba próximo a uno de los miradores de una playa desierta. Así, de improviso, surgió de entre las olas. Desde aquella distancia y a esa hora no se podía intuir demasiado bien por lo que decidí acercarme con cautela. Camine entrando en la zona arenosa. Sorteé un grotesco amasijo de metal caminando con desconfianza. Traté de ver lo que se ocultaban tras los cristales pero era imposible ver lo que tras ellos se ocultaba. Las lunas estaban sólidamente negras, como ahumadas. Continué mi camino hacia la orilla. Ahora la arena estaba mas pesada, por lo que la marea estaría bajando de nivel, porque llover no había llovido en semanas.
Algo me hacia sentir tremendamente incomodo, no sabia el motivo concreto pero era como si me estuviesen observando desde algún rincón sombrío. Mire a mis alrededores, varias veces para cerciorarme, pero nada, solo topaba con la enorme figura de aquella inmóvil mole. Estaba a pocos metros de aquel bulto misterioso, y por la luz que la luna lograba brindarme pude percatarme de varias cosas. Se trataba de una chica joven. Cuando estuve próxima a ella extendí la mano y toque su suave piel. Estaba fría, fría como el hielo. No tenia ropa y creo que tampoco consciencia. ¿Estaría muerta?
Un ruido sordo hizo saltar mis alarmas, mire de nuevo, pero tampoco vi nada. Solo arena, y la oscuridad de la noche. El mar ronroneaba con las olas rompientes en la lejanía. Algo agarró mi mano con fuerza, sobresaltado contemple el cuerpo de la chica, ahora me fije en otro detalle que ciertamente no comprendía como podía haberlo pasado por alto, ella tenía profusas heridas que sangraban con cierta fluidez pero parecía no percatarse. Con un hilo de voz me dijo que corriese, porque él seguía aquí, a la espera de ver como su vida llegaba a su término. ¿Él?, pero ella no llegó a contestarme. Volví de nuevo la mirada hacia la oscuridad con mayor atención. Faltaba algo, pero no sabía el qué. Algo había desaparecido en aquella densa oscuridad, con un sigilo casi fantasmal. Trate de coger el cuerpo de la chica, ahora sin vida, emprendiendo el camino de regreso.
A punto de salir de la zona pastosa de la arena, una afilada y siniestra figura surgió de la negrura. La luna había quedado oculta tras unas densas nubes que se iluminaban fugazmente por violáceos destellos. Dos furiosos ojos nos contemplaban. Ningún ruido. Sólo aquella mirada, penetrante y fría. Se estaba acercando, pero no hacia ruido en su lento caminar. Estábamos frente a frente, separados por escasos metros, aquella grotesca mole. Volvió a quedar parado, mirándonos, a la espera de algún movimiento. Avance un paso pero antes de haber apoyado el pie aquella cosa se abalanzo sobre nosotros acortando más las distancias, estaba claro… no dejaría escapar su trofeo, no sin antes pelear.
Una fría y sonora carcajada. Unas luces cegadoras. Centelleantes. Intensas. Fulminantes. Lo siguiente que recuerdo es una habitación blanca y unos terribles ardores que abrasaban mis entrañas entre insoportables dolores. ¿Es mi castigo? ¿Mi recompensa? ...