poemas de amor Crazzy Writer's notebook: 1/3/11

8/3/11

Exter (part 1)

Caminaba por las oscuras calles de la ciudad cuando el móvil comenzó a sonar en mi bolsillo, la voz metálica que contesto me sugirió un nuevo destino y sin mayor explicación, repitió el lugar y colgó. Ahora con el nuevo rumbo fijado debía acelerar el paso si quería estar allí a la hora acordada. Hacia frio y la noche estaba cerrada, aunque eso era normal dadas las fechas, aproximadamente finales de diciembre. Los pasos retumbaban por las solitarias y adoquinadas calles. El vaho que exhalaba con cada respiración se convertía en una espesa niebla a la vez que subía. Mi pulso se aceleraba cada vez que pensaba en aquella llamada misteriosa y en su extraño propósito.
No tarde en llegar la intersección que marcaba mí nuevo rumbo, las calles cada vez más desérticas, oscuras, sinuosas y estrechas. Una serie de horribles ideas llegaban a mi cabeza a cada cual peor. Y la sensación de sentirme vigilada…de unos ojos fijos en mí… de un ser oculto en algún oscuro escondrijo. Notaba las palpitaciones en el cuello y los brazos. No tarde más de diez minutos, eternos, en llegar a la dirección que aquella voz me facilitó de forma apresurada. Era un bloque de cuatro alturas, con ladrillos negros, idénticos a los que le circundaban. El portón de la calle estaba abierto tal y como me dijo, y al empujar el enorme portón, pesado y frio, este me estremeció con un chirrido largo y tétrico. La poca luz que podía filtrarse de las farolas no era la suficiente para tantear el interruptor de las luces, así que palpe la pared en su búsqueda, inútil. Rendida pues, me adentre en la oscuridad de aquel pasillo. De pronto un chasquido a mis espaldas, hizo encenderse un par de luces mortecinas que iluminaban pobremente las escaleras por las que debía subir al segundo piso. La oscuridad se hacía más solida a cada paso que daba, y el eco de mis pasos y algunos ruidos siniestros, surgidos de algunos pisos  hacia que mi corazón segregase más y más adrenalina. Cuando llegue a la puerta en cuestión palpe a tientas por el marco, viejo y astillado, y encontré la llave, tal y como prometió la voz. A tientas intenté introducir la llave por la cerradura. Pero el estado de terror y nervios en el que me encontraban hacían casi imposible acertar en el agujero de marras. Sentía palpitar mi corazón en la sien y al ver que el reloj se aproximaba a la hora acordada, los nervios se fueron apoderando de mi, cada vez más rápido. Perdido el ánimo y toda esperanza, sentí la llave introducirse en la cerradura fundiéndose en un único ser. Giré la llave a la vez que el reloj marcaba la hora dicha. Abrí la puerta, y la oscuridad reinante en el piso junto a esa extraña tranquilidad, hizo saltar mis alarmas. Pero lo peor fue que de aquella solida oscuridad emano una inhumana voz que arrojo un sonoro gritó que heló mi sangre. Allí estaba, como flotando en la oscuridad, su firma resaltada por una lámpara de luz negra. Sin duda él sería el artífice de todo aquello. Cuando recupere el control de mi cuerpo, hasta entonces un bloque de frio e inerte mármol, intenté regresar sobre mis pasos pero de la oscuridad del pasillo surgió, como por arte de negra magia, una enorme figura embozada en negro que me cortó el paso y acto seguido me tapo la boca con una mano enguantada… -Shhhhhh-